sábado, 30 de enero de 2010

Crónicas de un café nudista

¡Buenos días Steve! ¡Sirveme el de siempre!

Steve, el encargado del café, quedó sorprendido al ver a uno de sus clientes asiduos entrar por la puerta totalmente desnudo, con excepción de sus pies, los cuales iban cubiertos con unas botas estilo vaqueras color vino.

Derick, así se llamaba el cliente, era un tipo común y corriente. De una estatura media, piel blanca, y un sobrepeso inminente. Era un tipo de oficina, cincuentón, sin muchas aspiraciones de vida (de lo poco que le quedaba de vida). Siempre vestía trajes en tonos grises y azules. Debajo del saco, llevaba puesto un chaleco o un sweater. Utilizaba zapatos con suela de goma.

Derick se paró en la barra del café, estiró el cuerpo y tomó el diario. Los demás clientes lo observaban consternados, algunos reían, otros simplemente ausentaban la mirada del cuerpo voluptuoso.

Steve, se encontraba del otro lado de la barra, discretamente se acercó a Derick y en voz baja le pregunto: ¿Ya te diste cuenta que vienes desnudo?
- Si, ¿hay algún problema?- respondió.
- Bueno, por mi no hay ningún problema, pero hay clientes que estan incomodos.
- Ese es problema de ellos, no mio. - Argumentó Derick sin quitar la vista de su diario.
- ¿Porqué lo haces? - pregunto Steve.
- Porque hoy quiero dejar de ser ordinario, estoy cansado de hacer lo mismo siempre. Sé perfectamente que no soy un tipo agraciado y mucho menos inteligente. Pero hoy voy a hacer que la gente que me rodea, me recuerde hasta el último día de su existencia. ¿Qué piensas sobre esto? le pregunto a Steve con una cara un poco delirante.
-Bueno, ¡hay otras formas de sobresalir! -Respondió con la mirada en la taza de café que le había preparado.

¡Gracias por el café! Dijo Derick al tomar el vaso desechable.
Dió un sorbo grande y dejó el vaso sobre la barra, enseguida se rascó la nalga derecha sin pena alguna. Dirigió su mirada sobre Steve, y le guiñó el ojo derecho,después bajó su mirada al periódico.

Steve no podía creer lo que veía, estaba mudo, al igual que los demás clientes. Nadie se movía, estaban a la expectativa de los movimientos y comentarios del hombre desnudo.

Derick comenzó a hacer algunos ejercicios aeróbicos en frente de todos. Primero intentó tocarse los pies con las piernas estiradas, después hizo algunos saltos mientras abría y cerraba los brazos y las piernas al mismo tiempo.

¿Qué haces?. Preguntó Steve un poco exaltado.
- Mi rutina diaria de aerobics.
- Pero tu nunca haces ejercicio aquí - Respondió un poco molesto Steve.
- Esta bien, ¡no te enojes!, ya te dije que quiere hacer cosas distintas hoy.

Nadie se movía, sólo observaban.

Derick se recargó de nuevo en la barra y siguió hojeando el periódico. Después de un rato más, tomó su café, dió la media vuelta y se dirigió a los demás clientes diciendo: !Señores, que tengan un excelente día!. Le dió una palmada a Steve en el hombro y salió por la puerta por dónde llegó sin pagar su café.

Steve, vió como se alejaba Derick con un meneo de nalgas impresionante y lo único que pensó fue: ¡Este cabrón es mi héroe!

jueves, 14 de enero de 2010

Marion, dice que se llama Marion / parte 4

Ahí estaba Marion, Había regresado a mi mesa.
¿Quieres que te haga caso? o ¿quieres que te pague un baile? Pregunté.
No contestó nada.
- ¿Que le ves al menú? - dijo con una voz dulce, sentandose a mi lado.
- Pensé que esto era un manual de como asaltar gente.
- ¿Para que vienes a este tipo de lugares si te vas a estar quejando todo el tiempo?
- Vine a acompañar a mis amigos. Pero también me gusta observar a la gente, recuerda que escribo sobre la vida de otros.

Se levantó de la silla, se puso frente a mi y abrió un poco las piernas. Tenía un vestido color vino, de seda. Su figura se veía perfectamente. Puso sus manos sobre sus costillas y las comenzó a bajar eróticamente hasta llegar a sus caderas.
Lentamente se fue inclinando hacia mi, dejandome ver gran parte de sus tetas, y me pregunto: ¿Escribirías algo sobre mi?.
- Sería un honor.
- Hagamos un trato, me pagas un baile y te cuento mi historia- Me sonrio y guiñó un ojo.
Me tomó de las manos y las colocó sobre su vientre. Se sentía ese calor corporal que emiten las mujeres. Su abdomen era duro como una roca. Movió mis manos hacia su cadera hasta terminar en sus nalgas. Mi corazón latía a la velocidad de una auto de fórmula uno. Mi pensamiento aseguraba la existéncia Dios. Esa noche Dios se manifestó en forma de trasero.
Solté sus manos inmediatamnte y le dije: Marion, no me interesa ser tu cliente, en verdad quisiera escribir sobre tu vida.
Se sentó frente a mi y me respondió: Todo en la vida cuesta, nada es gratis y el precio por que escribas sobre mi, es ese. ¿Lo aceptas o lo dejas?.
Y de una forma fresca y segura respondí: No gracias ¡fue un gusto conocerte!.
Sus ojos se encendieron como el infierno mismo e hizo una cara totalmente desencajada. Se levanto enfurecida del asiento sin decirme nada. Sólo la vi alejarse, hasta que se perdio de mi vista.
Llegué a casa y comencé a esribir sobre ella, quizá no sobre su vida, pero si, sobre una noche de su torcida vida.
Termino esta historia, pensando que si hay cosas gratis en la vida.
Marion agradezco escibir acerca de ti ,sin tu permiso....
Besos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Marion, dice que se llama Marion / parte 3

Aburrido de ver como mis amigos le metían mano a las bailarinas y las bailarinas sacaban partido de esto pidiendo otros tragos para ellas, decidí orinar.
Escuché como mis amigos me gritaban: "adios putito, que todo salga bien".

Iba camino al baño cuando ví a Marion. Me di cuenta que hacía perfecto su trabajo. Era como un tigre en cacería. Atacaba y destrozaba despiadadamente a su presa.

Se sentó junto al tipo ebrio de traje que había observado desde que entré al bar. Lo abrazó y le dijo algo al oído. Seguramente la muy cabrona le pidió que le invitara un trago y el pobre tipo con la poca conciencia que le quedaba por su majestuosa peda,aceptó.

¡Estaba en lo correcto!, el mesero se acerco a Marion y le puso un trago en la mesa.

Llegué al baño y como en todo buen putero, estaba el tipico empleado de sanitarios. Un viejo de más de 80 años, con pantalón negro y camisa blanca, siempre atento a lo que pasa en su territorio, sin importar si orinas o cagas, ahí está el, esperando a servir.

Terminé de orinar y comenzé a lavarme las manos. En menos de un segundo, el viejo se acercó con una docena de toallas de papel, y me dijo: "Mi señor, aquí tiene usted"

Con la mirada en las toallas que secaban mis manos, le pregunté: ¿A qué hora termina de trabajar ?
- A las 6 de la mañana - respondió con una voz cansada y quebradiza.
- ¿ Está diario aqui?
- Si
- ¿Me imagino que debe estar harto de su empleo?
Y con una sonrisa malévola en su cara y sin titubeos, respondió: ¿En qué lugar del mundo le puedes ver las tetas sin prejucios a tus compañeras de trabajo?

Lo único que pude hacer fue reirme. Su respuesta mato cualquier cuestionamiento más. Salí del baño pensando en como sería el mundo si todos estuvieramos desnudos para hacer nuestras actividades diarias.

Mientras caminaba a mi mesa, busqué con la mirada el lugar dónde se sentaba Marion. Ahí estaba ella, bailando al ritmo de la música, rozando su humanidad sobre el cuerpo inerte del briago de la corbata. El tipo observaba más a la mesa que la piel de Marion. Seguramente la cuenta del pobre desdichado fue infinita. Ahora tendrá que trabajar como bestia durante seis meses para saldar el gasto de una noche de copas.

Llegué a la mesa y uno de mis amigos ya no estaba, había ido a un privado para que una bailarina lo satisfaciera. Mi otro amigo, estaba hipnotizado con la otra chica. La única cosa que se me antojó hacer, era seguir tomando mi bourbon mientras observaba los desfiguros de los pocos clientes del lugar.

Tomé el menú del antro y comencé a leerlo. En verdad los precios eran elevados, pero lo que más me impactó fue el precio de un artículo fuera de serie. ¿Qué putas madres hace un muñeco de peluche en un menú de tragos?, me pregunté mentalmente, y lo más cabrón, ¿Porqué lo venden en mil pesos?. Mientras refleccionaba lo que estaba viendo, escuche una voz sensual al oído que decía: Ya me vas a pelar, ¿ o sigues con tu actitud de marica?.

lunes, 11 de enero de 2010

Marion, dice que se llama Marion / parte 2

Marion, me jaló hacia ella y me murmuró al oido: tienes todo el tiempo para platicar con tus amigos, no seas pendejo y prestame atención. Después me dió un beso en la mejilla.
¿A qué te dedicas? preguntó .
- Escribo, escribo sobre la vida de los demás.
- ¿Y porqué no escribes sobre la tuya? ¿No sería más fácil?.
- Debe ser porque es aburrida, o quizá si lo hago, ya que mi vida se alimenta de las historias ajenas.
- ¿Cuál es tu nombre chico aburrido?. Ahora pareciera que Marion me entrevistaba a mi.
- Alex, me llamo Alex, pero tu llamamé Juan. Solté una carcajada.
- Me tomó de la mano y con su mirada fija en mis ojos pregunto:¿De qué te ries mi amor?, es el chiste más pendejo que haya escuchado.

Seguí riendo y con una voz pausada, repliqué: Es sólo una especie de crítica al no querer decirme tu nombre, pero eso no me importa, entiendo perfectamente el juego de los puteros. Los clientes y las bailarinas intentan sacar ventaja uno del otro y cuando consiguen lo que quieren, el tema del nombre, es el menos importante.

Tomé mi vaso de bourbon y le dí otro sorbo. Miré alrededor evitando el contacto visual con ella. Se sintío un silencio incomodo.
Al parecer Marion entendío perfectamente que no me interesaba el jueguito del putero.

Después de un rato me dijo en voz baja: "Me llamo xxxxxxxxx" y tengo veinticinco años.
- ¿Porqué me dijiste tu nombre?
- Porque fuiste honesto y tu me dijiste el tuyo.
La mire fijamente y con una sonrisa en la cara le pregunté: A ver, ¿Cómo me llamo?
- ¡Juan!- respondio guiñandome el ojo. Los dos soltamos una carcajada.
- Perfecto para ti seré Juan. En lo personal me gusta más el nombre de Marion, ¿hay algún problema si te llamo por tu nombre artístico?.
- No, también me gusta más, respondió.

Al parecer se había roto el hielo. La comunicación entre nosotros era más abierta y relajada.
De la nada, apareció el mesero y me volvió a preguntar: ¿Quiere invitarle un trago a la damita ?
- ¡Ya le dije que no!. ¡Cuando le quiera invitar un trago a la chica, le aviso!.
El mesero dió media vuelta y se retiró.

Marion me miro y con una voz dulce dijo: ¿Porqué no me quieres invitar un trago? o de menos, pagame un baile privado.
- Pensé que habías entendido que no me interesa jugar el jueguito, solamente vengo a acompañar a mis amigos, nunca he pagado por compañía, y creeme, esta no va a ser la primera vez.
- ¡Ah! entonces eres gay - afirmó.
- No, no soy gay.
- Entonces, no te gusto.
La miré y con una cara desencajada le respondí: ¿Porqué todas las mujeres dicen lo mismo?. El que no quiera pagarte un trago o un baile, no implica que me gustes o no. Ya te lo dije, no me gusta este jueguito. Si quieres que te invite algo, con mucho gusto te invito un café, fuera de tus horarios de trabajo, y creeme que no es una oferta sexual.
Se levanto rápidamente de la silla y grito: Si, si eres puto. Seguramente te cojes a tus amigos. Pinche maricón de mierda. Se dió la vuelta y se fue.

La seguí con la mirada, y por primera vez en mi vida observé como una mujer puede dominar unos zapatos con plataformas de quince centimetros.

Mis amigos y las bailarinas que estaban con ellos, se burlaron de mi. Eres puto, eres puto, me decían entre risas. No me quedó más remedio que seguir tomando de mi bourbon.

domingo, 10 de enero de 2010

Marión, dice que se llama Marión / parte 1

Cruzamos por esa puerta oscura, amplia, llena de guarros sintiéndose los dueños del putero. Al instante, percibí las risas de gente alcoholizada, luces que encienden y apagan al ritmo de una mala canción de pop. Al final del pasillo se veía la silueta de una mujer bailando al ritmo de la música. Ahí estaba ella ,esa chica de tez morena, ojos claros, grandes tetas y un espectacular culo. Su sonrisa brillaba de una manera anormal por la luz negra que reflejaba en su rostro, bailaba con ropa erótica sobre una pasarela de cristal.

El mesero nos asignó una mesa junto a la pasarela, el lugar estaba vacío. Solamente había un par de mesas más. En una de ellas había un tipo de saco y corbata, derrotado por el alcohol, probablemente era un empleado de hacienda , deprimido y ebrio, postrado sobre su mesa, esperando que algo fuera de lo común lo sacara de su despreciable vida.
En la otra mesa, había un grupo de hombres de dieferntes edades, jovenes y viejos, todos apendejados por el efecto de de tres botellas de ron, reían a carcajadas y molestaban a las bailarinas de su mesa. Las tocaban y observaban de una manera extremadamente libidinosa, como si nunca hubieran visto una mujer.

Dejé de observar las otras mesas para concentrarme en la hembra que bailaba untada en aceite sobre la pasarela. Estaba a menos de un metro de mi, me miraba fijamente mientras movía su cuerpo eróticamente. Olí perfectamente el perfune que emitía su piel .

Mientras la morena bailaba, se acercaron dos bailarinas más para que les invitaramos un trago. Mis dos amigos aceptaron y las invitaron a sentarse. Pedimos una botella de bourbon y para las damitas, dos vodkas. Las chicas comenzaron a insistirles a mis amigos para que les pagaran unos bailes privados.
Algo que realmente me caga de los puteros, es esa insistencia desmedida del personal (meseros , bailarinas y cigarreras) en querer enjaretarte algo, a toda pinche hora, sin dejar de disfrutar un maldito trago.

Volví mi mirada a la pasarela y la chica de tez morena había desaparecido, no me dí cuenta cuando terminó su acto. Miré por el lugar y ya no la ví. Tomé un sorbo de mi bourbon y suspiré.

Escuchaba la plática superficial y pendeja que tenía uno de mis amigos con una de las putas, cuando sentí una mano que tocaba mi espalda. Era un tóque delicado y sensual. Era ella, la chica morena que había terminado de bailar sobre la pasarela.

Sonrio y me dijo: ¿Me invitas a sentarme un rato?.
¡Claro!, respondí.
Jalé una silla y la coloqué junto a mi, y ella se sentó. Al instante se acercó el mesero y me preguntó:¿Quisiera invirale un trago a la dama?.
¡NO!, le contesté de tajo. El tipo se esfumó.

¿Estás enojado?.
¿Porqué tendría que estarlo?, respondí.
- Por la forma en que le contestaste al mesero.
- El cabrón no me agrada, siento que me quiere robar.
La chica sólo sonrio.

¿Cómo te llamas?, me dijo con una voz cachonda.
- ¿Qué más da?, no vas a recordar mi nombre cuando me vaya. Además ustedes nunca dicen el suyo. ¿Cuál es tu nombre? obvio, el artístico.
- MARION.
- Me gusta tu nombre artístico, aseguré con una sonrisa en la boca.

Uno de mis amigos se acercó y me preguntó al oido: ¿Qué te dijo está pinche vieja?, sonreí y con una voz alta respondí:

"MARIÓN, dice que se llama MARIÓN"

viernes, 8 de enero de 2010

¿Qué no ven que es Dios?

Seguramente recuerdas la imagen de Jesús Cristo durante el vía crucis. Esa imagen que muestra el dolor de un hombre tras ser azotado y lastimado para la salvación de la humanidad.

Interpretado desde Claudio Brook en la película "Jesús, nuestro señor", hasta grandes súper producciones como the passion of the christ, patrocinada por Mel Gibson.

Durante la semana santa, millones de personas se reúnen en diferentes puntos del orbe para recrear dicho vía crucis. El Barrio de Calacoaya (Atizapán de Zaragoza, Edomex) no está exento de esto.

Para poder interpretar a Cristo, necesitas ser un jovén católico sin vicios y haber nacido en el barrio, que a ciencia cierta, sólo este jóven sabrá lo de los vicios.

Por ahí del año 1988 fué interpretada esta procesión por un joven fuera de serie, que lamentablemente no sabría decirles cual es su nombre de pila, pero eso no importa, porque desde ese día, para mi, fué; "El Cristo de Calacoya".

Sucedió en una tarde de viernes santo, bajo un sol que arde y quema la piel de tajo. Recorría el vía crucis nuestro amigo el Cristo de Calacoaya, junto a él, iban esos fenomenales actores vestidos de soldados romanos con esa vestimenta hecha por la tía abuela que seguramente compró las telas en la parisina. Recuerdo los cascos de los soldados, los cuales fueron hechos con las hebras de las escobas.

Los soldados caminaban junto al Cristo, con ese aplomo de guerrero romano. Ese aplomo que nuestro querido cuerpo de policia le encantaría tener.

La procesión avanzaba sin ningún desfiguro, pasando por diferentes calles del barrio. Los soldados seguían azotando al Cristo victoriosos ante el público, hasta que pasó lo inesperado. El vía crucis se encontró de frente a un expendio de cerveza, el cual servía tragos a un grupo de delincuentes juveniles. 
Estos chicos banda quisieron poner a prueba la compasión y la capacidad de perdonar del Cristo de Calacoaya. Comenzarón por lanzar una que otra broma, después subio de tono, con mentaditas de madre, hasta llegar a la parte geológica, sí, el lanzamiento de piedras.

Nuestro amigo el Cristo era el blanco perfecto para estos chavales y nada podía hacer.

Uno de los soldados romanos, se acercó de una manera muy cortés y les dijo: ¡Ya estuvo weyes, ya estuvo!,a chingar a otro lado. En es instante, el segundo blanco de los proyectiles en forma de piedra fue el soldado romano. Al ver esto, dos más de los colegas romanos quisieron poner el orden en forma pacífica diciendo: "A ver culeros, ¿Qué no ven lo que Dios nuestro señor hace por nosotros?". Los malandrines se cagaron de risa provocando que ya varios de los soldados romanos dejaran sus filas para prepararse a un enfrentamiento.

Se comenzaron a caldear los ánimos. Entre empujones y mentadas de madre, salió disparada una piedra en forma de proyectil  y dió justo en la cabezota del Cristo. 

Señoras y señores, dió comienzo la nueva era de Cristo, un mesías no dejado, un hombre que no perdona, un Dios nada piadoso, digámoslo así: Chuck Norris es un pendejazo.

El Cristo de Calacoaya, olvidando completamente que interpretaba al hijo de Dios, lanzó al suelo la cruz sin titubeo alguno, se acercó a los chavoss banda y soltó el primer puñetazo. Un golpe certero dió con el blanco fácilmente. La cara de uno de los briagos se fue desfigurando rápidamente con el puño de DIOS. En ese momento ya no supe quién golpeó más n´mero de veces.

Ví como se acercó una mujer a la trifulca , que al parecer era la madre de Cristo ( y no era la virgen Maria precisamente) la cual gritaba: !!!Ya déjenlo, ya déjenlo!!! ¿Qué no ven que es Dios?.
Esa tarde de primavera cambió mi forma de pensar sobre cómo sería el próximo Mesias. Seguramente será muy parecido al Cristo de Calacoaya, el cual no va a perdonar ninguna chingadera.