martes, 3 de julio de 2012

Un chango, dos changos... Mil Changos






Un chango brincaba mirando fijamente a otro chango.
Descubierto por el segundo, se miraron .
¿Qué buscas? -  Gritó el chango observado.
El chango que brincaba se detuvo y sonriendo respondió:
- Nada, sólo miraba.
¿Qué miras? - Con voz más suave preguntó el chango observado.
¡Tu cola!, ¡Está enrollada! - Respondió nerviosamente el chango que brincaba señalando la cola del observado

¡Todos la tenemos enrollada! - respondió sutilmente el observado, y si no es la cola, es la vida o es la mente. 

El chango que brincaba, miró su cola y no podía creerlo. 
¡Su cola estaba enrollada! 

¡Nooo!- gritó desesperado. ¡No puedo estar enrollado!.

El observado finalizó diciendo: No importa lo enrollado que estemos, lo que importa es que somos changos y nuestras colas enrolladas sirven para no caernos de los árboles y sigamos aquí, viviendo.  
¡No te preocues! Cómo tú y cómo yo, hay mil changos enrollados.

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