Un chango brincaba mirando fijamente a otro chango.
Descubierto por el segundo, se miraron .
¿Qué buscas? - Gritó el chango observado.
El chango que brincaba se detuvo y sonriendo respondió:
- Nada, sólo miraba.
¿Qué miras? - Con voz más suave preguntó el chango observado.
¡Tu cola!, ¡Está enrollada! - Respondió nerviosamente el chango que brincaba señalando la cola del observado
¡Todos la tenemos enrollada! - respondió sutilmente el observado, y si no es la cola, es la vida o es la mente.
El chango que brincaba, miró su cola y no podía creerlo.
¡Su cola estaba enrollada!
¡Nooo!- gritó desesperado. ¡No puedo estar enrollado!.
El observado finalizó diciendo: No importa lo enrollado que estemos, lo que importa es que somos changos y nuestras colas enrolladas sirven para no caernos de los árboles y sigamos aquí, viviendo.
¡No te preocues! Cómo tú y cómo yo, hay mil changos enrollados.
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Me encanto!!!
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